Tenemos en España otra tragedia, casualmente vinculada a las “drogas psiquiátricas”.
Como ya sabemos, la medallista olímpica Blanca Fernández Ochoa, fue localizada sin vida el pasado miércoles en la zona de La Peñota de la sierra de Madrid.
Se sabe que se encontraron grandes cantidades de medicamentos en la mochila de Blanca Fernández Ochoa. Medicamentos psiquiátricos que habían sido recetados por su supuesto “trastorno bipolar” (nombre inventado de manera arbitraria por la industria de la psiquiatría).
Según el diario el mundo, que accedió a la autopsia realizada al cuerpo de Blanca Fernández Ochoa se detectó en su estómago un primer medicamento llamado Sinogan.
“Blanca Fernández Ochoa tomaba bastantes fármacos para su supuesto trastorno. Hasta tener los resultados oficiales de la autopsia, no se sabe a ciencia cierta cual es la causa del fallecimiento. Tampoco se está insinuando que su toma haya sido la causa directa de la muerte como tal (a menos que haya habido sobredosis). Lo que sí se deduce claramente y lo que se quiere remarcar, es la obviedad de que si estos medicamentos realmente funcionasen, ella no habría acabado así” comenta Don Salvador Fernández, Presidente para España de la Comisión Ciudadana de los derechos Humanos, CCDH.
El fármaco Sinogan, una de las marcas comerciales de la levomepromazina, es una droga psiquiátrica, con efectos secundarios conocidos tales como: convulsiones, muerte súbita, indiferencia, reacciones de ansiedad, cambios del estado de ánimo, confusión y delirio.
Estos son algunos de la larga lista de efectos secundarios de esta droga, los cuales figuran, por supuesto en su prospecto (el prospecto está publicado también en internet y pueden acceder a él a través este link). https://cima.aemps.es/cima/dochtml/p/32262/Prospecto_32262.html
El deportista y también medallista olímpico Herminio Menéndez, desde su condolencia, se suma a la causa de advertir a las personas que “no tomen este tipo de medicamentos sin ser plenamente conscientes de las indicaciones, así como de los efectos secundarios que puede acarrear el tomarlos”.
Este fármaco, es tan solo uno de los cientos de medicamentos supuestamente destinados a tratar lo que ellos llaman “trastornos mentales”. El problema que se plantea aquí, es la dudosa efectividad de los mismos, a juzgar por los resultados que finalmente producen en las personas que los consumen.
“Según creencia popular, estos fármacos “regulan el comportamiento” cuando en realidad, no sólo no mejoran a la larga el estado emocional o mental de las personas, sino que lo empeoran notablemente. No hay nada más degradante y que dañe tanto la autoestima y el control de uno mismo, que el vivir con el lastre de un diagnóstico (etiqueta psiquiátrica), que nos convence de que tenemos una enfermedad mental. Ese es el problema principal de todo esto, y eso es lo que hace que la supuesta enfermedad se intensifique y cronifique. El 90% de las personas bajo tratamiento psiquiátrico son personas normales falsamente diagnosticadas” comenta la doctora Svitlana Lozumirska, Licenciada en medicina alopática, Colegiada de FENACO, y defensora de prácticas respetuosas de salud.
“Mi marido, teniente coronel e ingeniero militar, fue desgraciadamente uno de estos casos. Una persona normal con síntomas de estrés común, que comenzó a tener problemas de memoria, concentración y cambio de estado de ánimo a raíz de tomar psicofármacos; finalmente se suicidó” Svitlana Lozumirska
En España, según datos estadísticos oficiales, la tasa de suicidio tabulada es de 3660 personas al año. Una tasa que, casualmente o no, va aumentando de manera directamente proporcional al aumento de tratamientos psiquiátricos prescritos en nuestro país.
La mayor parte de suicidios son cometidos por personas bajo tratamiento farmacológico psiquiátrico. La pregunta que uno se suele hacer es: la persona tuvo pensamientos suicidas debido a las drogas psiquiátricas o los tenía antes de tomarlas? La realidad es que en la mayoría de los casos, esos pensamientos y actitudes aparecieron estando ya bajo tratamiento, y no antes.
El suicidio es la primera causa de muerte no natural desde 2009 en España, según los datos del hospital general Universitario Gregorio Marañón. Según la OMS, para el año 2020, las defunciones por suicidio aumentarán en un 50%.
Existen diferentes medicamentos de este tipo, en cuyo prospecto (véase el popular prozac por ejemplo), se mencionan los pensamientos suicidas como efecto secundario declarado. Esta puntualización se hace para poner en evidencia el peligro potencial de tomar estas sustancias.
“Si realmente la psiquiatría funcionase, tendríamos un mundo más cuerdo que hace 50 años. Muy al contrario; cada vez tenemos más psiquiatría, y el mundo está cada vez más loco. Que esta pseudociencia no funciona y no cumple con los propósitos que promete, es lo más amable que podemos decir de ella”.
“Este caso y su triste final, nos sirve de argumento para hacer una llamada de atención contra el uso de este tipo de fármacos, o mejor dicho, drogas peligrosas disfrazadas de fármacos que cada vez se están cobrando más vidas y están destrozando a personas y familias en este país y en el resto de países desarrollados. Vivimos en una cultura en la que no existe la costumbre de leer los prospectos. Probablemente, si estuviéramos acostumbrados a leerlos por completo, y a leer los muy peligrosos efectos secundarios que poseen muchos de ellos, lo pensaríamos dos veces antes de aventurarnos a introducir en nuestro organismo un remedio que muy bien puede ser peor que la propia enfermedad” , concluyó Don Salvador Fernández, Presidente para España de la Comisión Ciudadana de los derechos Humanos, CCDH.