Recientemente la edición de 2018 del informe ‘Directo a tus hormonas. Guía de
alimentos disruptores’, de Ecologistas en Acción, ha alertado de un aumento de
residuos de plaguicidas en alimentos según datos de la Agencia Española de
Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN).
En Solnatura nos gusta informar sobre estos datos, el informe se centró en un tipo concreto de plaguicidas, los disruptores endocrinos (también conocidos como EDC), que tienen capacidad de alterar el funcionamiento normal del sistema hormonal tanto de seres humanos como de animales.
Sabemos que al menos 38 plaguicidas disruptores endocrinos contaminaban los alimentos españoles en 2015, cifra superior a los 33 encontrados el año anterior. Los dos alimentos con mayor número de plaguicidas fueron los tomates y los pimientos, cuyas muestras contenían residuos de 37 plaguicidas diferentes, 16 de los cuales son
contaminantes hormonales según dicho informe, comenta: Miguel Angel Ruiz Novo.
El informe continúa diciendo: “la exposición de la población a estos tóxicos se
relaciona con enfermedades y daños en la salud cuya incidencia ha crecido en las
últimas décadas como pérdida de fertilidad, malformaciones congénitas, diabetes,
obesidad, daños en el sistema inmune, autismo, síndrome de hiperactividad y diversos tipos de cáncer como el de mama, próstata, testículos o tiroides.”
El Reglamento Europeo 1107/2009 prohíbe expresamente el uso de plaguicidas que
puedan afectar al sistema hormonal. Por desgracia, los criterios recientemente
aprobados para definir qué plaguicidas son disruptores endocrinos establecen un nivel de prueba tan elevado para identificar una sustancia como disruptora endocrina que muy pocas sustancias activas con propiedades de alteración endocrina serán prohibidas.
Por lo tanto, no cumplen su objetivo de proteger la salud de la población y el
medio ambiente.
Al no ser considerados disruptores endocrinos, estos plaguicidas se encuentran en los
alimentos por debajo de un límite legal, algo inadecuado para este tipo de sustancias
para los que cualquier mínima cantidad entraña un peligro.
Este peligro puede multiplicarse por la acción combinada de las decenas de
plaguicidas encontrados en algunos alimentos.
La ONG Ecologistas en Acción en su artículo pidió al Gobierno español que adopte
medidas ante el fracaso de la Comisión Europea para desarrollar criterios que
identifiquen todas las sustancias EDC, y aconseja un cambio de rumbo hacia formas de producir alimentos ecológicamente sostenibles y socialmente justas y da una serie
de consejos individuales para evitar, en la medida de lo posible, los plaguicidas
disruptores endocrinos en los alimentos. Solnatura por supuesto apoya esta petición
dada la importancia de esta.
alimentos disruptores’, de Ecologistas en Acción, ha alertado de un aumento de
residuos de plaguicidas en alimentos según datos de la Agencia Española de
Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN).
En Solnatura nos gusta informar sobre estos datos, el informe se centró en un tipo concreto de plaguicidas, los disruptores endocrinos (también conocidos como EDC), que tienen capacidad de alterar el funcionamiento normal del sistema hormonal tanto de seres humanos como de animales.
Sabemos que al menos 38 plaguicidas disruptores endocrinos contaminaban los alimentos españoles en 2015, cifra superior a los 33 encontrados el año anterior. Los dos alimentos con mayor número de plaguicidas fueron los tomates y los pimientos, cuyas muestras contenían residuos de 37 plaguicidas diferentes, 16 de los cuales son
contaminantes hormonales según dicho informe, comenta: Miguel Angel Ruiz Novo.
El informe continúa diciendo: “la exposición de la población a estos tóxicos se
relaciona con enfermedades y daños en la salud cuya incidencia ha crecido en las
últimas décadas como pérdida de fertilidad, malformaciones congénitas, diabetes,
obesidad, daños en el sistema inmune, autismo, síndrome de hiperactividad y diversos tipos de cáncer como el de mama, próstata, testículos o tiroides.”
El Reglamento Europeo 1107/2009 prohíbe expresamente el uso de plaguicidas que
puedan afectar al sistema hormonal. Por desgracia, los criterios recientemente
aprobados para definir qué plaguicidas son disruptores endocrinos establecen un nivel de prueba tan elevado para identificar una sustancia como disruptora endocrina que muy pocas sustancias activas con propiedades de alteración endocrina serán prohibidas.
Por lo tanto, no cumplen su objetivo de proteger la salud de la población y el
medio ambiente.
Al no ser considerados disruptores endocrinos, estos plaguicidas se encuentran en los
alimentos por debajo de un límite legal, algo inadecuado para este tipo de sustancias
para los que cualquier mínima cantidad entraña un peligro.
Este peligro puede multiplicarse por la acción combinada de las decenas de
plaguicidas encontrados en algunos alimentos.
La ONG Ecologistas en Acción en su artículo pidió al Gobierno español que adopte
medidas ante el fracaso de la Comisión Europea para desarrollar criterios que
identifiquen todas las sustancias EDC, y aconseja un cambio de rumbo hacia formas de producir alimentos ecológicamente sostenibles y socialmente justas y da una serie
de consejos individuales para evitar, en la medida de lo posible, los plaguicidas
disruptores endocrinos en los alimentos. Solnatura por supuesto apoya esta petición
dada la importancia de esta.