En el planeta existen una gran variedad de frutas, de todos los colores y sabores. En función de en qué región del mundo vivas, encontrarás unas frutas u otras, sin embargo, debido a la globalización, si vives en una zona bien comunicada, puedes encontrar prácticamente todos los tipos de frutas que desees.
Existen una amplia variedad de frutas, desde las más ácidas, hasta las más dulces.
Por lo general, la fruta es muy buena, solo hay que recordar que cuando caemos enfermos es lo que mejor nos sienta, ya sea en forma de zumo de frutas, en batido o incluso mezcladas a modo de macedonia. Es un alimento que nuestro organismo recibe con más agrado que cualquier otro, al ser el más limpio y el más compatible con el mismo.
Y es que, la fruta es muy recomendable en nuestra dieta junto con los vegetales crudos, siendo los únicos que nos van a aportar un determinado tipo de nutrientes que no vamos a encontrar en ningún otro alimento; algunos ejemplos serían la vitamina C y la fibra.
Pese a todas estas bondades de la fruta, no debemos olvidar que se trata de un alimento muy potente, con un gran aporte energético y que además es muy efectivo a la hora de disolver toxinas dentro de nuestro cuerpo. Por ello, a la hora de consumir fruta, también hay que ser comedidos, ya que, si la tomamos en exceso, podemos poner muchas toxinas en circulación y volver a intoxicarnos. Por lo tanto, como con todo en esta vida, no hay que excederse.
Con todos estos datos, también hay que recordar la importancia de que las frutas que consumamos sean de origen orgánico en la medida de lo posible, a fin de evitar los químicos añadidos, como pesticidas, herbicidas, colorantes, saborizantes, etc.
PONER ESPECIAL ATENCIÓN A LA HORA DE MEZCLAR FRUTAS
Dentro de la amplia variedad de frutas existente, aunque la mayoría son dulces, hay algunas que son ácidas como el limón, la naranja, el pomelo, la lima, los frutos del bosque o las frutas que están verdes (no es lo mismo una manzana verde ácida, que una que está madura y es dulce).
Es posible que esto ya lo supieras, y que incluso hayas oído hablar de frutas ácidas y de frutas alcalinas, y que no conviene mezclarlas. Esto es porque hay personas a las que las frutas ácidas les sientan mal, mientras que hay otras personas a las que las frutas dulces no les van bien porque tienen problemas intestinales o desequilibrios de la microbiota intestinal como por ejemplo, la candidiasis.
Pero, al margen de esto, ¿por qué tenemos que separar la fruta ácida de la que no lo es? Simplemente porque a la hora del proceso de digestión, cada una necesita un medio para poder digerirse correctamente. Si mezclamos la fruta ácida con la que es dulce, lo que va a ocurrir es que no va a llevarse a cabo la digestión de la misma forma que si se consumen solas. No obstante, esto no es algo que deba preocuparnos.
Sabiendo esto, una buena práctica podría ser la “monodieta”, es decir, comer una cantidad determinada de un único tipo de fruta, por ejemplo, entre el desayuno y la comida, ingiriendo varias piezas de la misma, sin mezclarlas con otra fruta diferente.
Con esto, conseguiremos que, dependiendo de cada persona, en muy poco tiempo esa fruta se haya digerido y pase al intestino, estando preparados para la comida principal.
En cualquier caso, si vas a mezclar distintas frutas, es recomendable que las mezcles en base a su acidez o su alcalinidad, por ejemplo: un limón y una lima; una naranja, un pomelo y una mandarina… estas dos combinaciones serían mezclas aceptables. Todo esto son únicamente unas recomendaciones a la hora de tomar fruta, para que las aproveches al máximo y que te sientas lo mejor posible, aprovechando que, como ya hemos dicho, la fruta es uno de los alimentos más completos que existen.