Según conceptos preestablecidos un insecticida es un compuesto químico utilizado para matar insectos. El origen etimológico de la palabra insecticida deriva del latín y significa literalmente “matar” insectos. Matar, que conceptualmente, es quitar la vida de un ser vivo, definitivamente un verbo con un significado horrendo.
Los insecticidas son una mezcla de productos químicos. Viéndolo de esta manera todos los productos químicos, incluyendo todos los plaguicidas, tienen el potencial de ser peligrosos. Incluso los productos que se consideran de baja toxicidad, naturales u orgánicos, pueden ser peligrosos si alguien o algo entra en contacto con una cantidad suficiente de dicha sustancia. Llegando a este punto donde reconocemos que todos estos químicos a los que nos exponen a diario son extremadamente tóxicos para nuestra salud, sería interesante hablar sobre uno de los más peligrosos; clorpirifós.