"Nosotros, como defensores de los cultivos respetuosos y ecológicos, damos a conocer esta información obtenida de primera mano, para que pueda ser valorada y correctamente difundida” comenta el locutor."
Don Miguel Ángel Ruiz Novo, colaborador de Solnatura y locutor en Radio Intereconomía, acude al valle del Jerte para documentar visualmente el florecimiento de los cerezos. De manera casual, se encuentra con personas que en ese momento están fumigando, o como en esos lugares lo llaman, “curando” los cerezos. Los cerezos, y hoy en día la mayor parte de frutas y vegetales, son tratados con productos tóxicos con el fin de eliminar malas hierbas, con el fin de evitar las plagas, o para controlar el crecimiento y características del vegetal o fruta.
El valle del Jerte cuenta con más de un millón y medio de cerezos, los cuales en estas fechas están aún en flor. Cuando los caminantes pasan por esos entornos tan bellos y representativos, no pueden evitar ser atraídos por el manto de flores blancas, o por las suculentas cerezas una vez el árbol ha dado su fruto.
Cuando se fumiga la flor del cerezo, los productos químicos empleados no son tan peligrosos, para evitar que mueran las abejas. Sin embargo los fumigadores llevan trajes y máscaras especiales. Para tratar las cerezas en sí, se emplean productos más agresivos.
“Los alimentos, una vez fumigados, tienen un tiempo de seguridad que debe respetarse antes de ser consumidos. Pero comerlos pasado el periodo de seguridad tampoco garantiza que ese producto esté totalmente limpio de químicos. Está demostrado que un porcentaje de los tóxicos penetran a través del alimento y quedan en su cáscara e incluso en su interior. Parte de los pesticidas y herbicidas quedan dentro del alimento. No dejan de ser venenos “permitidos para el consumo”, que no se ven, no huelen, no saben a nada, parece que no existen, pero sin embargo están ahí, y los estamos consumiendo diariamente” indica Miguel Ángel Ruiz Novo.
Como comentan los autóctonos de la zona que se dedican a fumigar, el problema de que la gente coja cerezas de los árboles, no está en el hecho de coger las cerezas en sí. El problema reside en que la mayor parte de los cultivos de cerezos están fumigados, y por lo tanto, cuando se coge el fruto, el caminante no tiene una garantía acerca de la seguridad de esa cereza. El caminante no sabe cuándo ha sido fumigada esa cereza que va a comerse, y si ha transcurrido el tiempo mínimo de “seguridad” que debe respetarse después de la fumigación.
También en este valle pueden encontrarse terrazas de cerezos cultivados mediante técnicas y estándares de agricultura ecológica. En la agricultura ecológica, en lugar de usar herbicidas, por ejemplo, es muy común el uso de la máquina desbrozadora para eliminar las hierbas. La agricultura ecológica no utiliza venenos sino repelentes. Existen repelentes ecológicos muy utilizados en los huertos. Algunos de los más usados son: preparados con Ajo o Ajenjo, aceite de Neem, o bicarbonato…
Si bien es cierto que un cultivo ecológico requiere mucha más atención y esfuerzo, merece la pena optar por este tipo de cultivo teniendo en cuenta que es el método realmente seguro, tradicional y saludable.
“Nosotros, como defensores de los cultivos respetuosos y ecológicos, damos a conocer esta información obtenida de primera mano, para que pueda ser valorada y correctamente difundida” comenta el locutor.
En el siguiente vídeo producido por Solnatura se documenta de manera audiovisual todo lo expuesto en este artículo: