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¿SABEMOS ALIMENTARNOS BIEN?

¿SABEMOS ALIMENTARNOS BIEN?

Si un alimento está sabroso, creemos que es bueno para nosotros, por ello, cometemos el error de pensar que cuanto más cocinado está un alimento, es más nutritivo. Pero el ser humano es el único ser vivo del planeta que se ha apartado de lo natural y que mezcla y cocina los alimentos antes de consumirlos. De hecho, no hay otro ser vivo que cocine los alimentos que va a comer; los animales se alimentan de todo lo que ofrece la naturaleza en su estado original: crudo y sin hacer extrañas mezclas.


Nos encantan los platos muy elaborados, con muchas mezclas y salsas, pero no nos damos cuenta de que por ello estamos perjudicando nuestra salud.

En la sociedad actual existe mucha desinformación, no por analfabetismo, sino porque actualmente las personas se dejan llevar por lo que otros les dicen, por lo que leen en redes sociales o por lo que ven en la televisión y en Internet.

Hoy día comemos de todo, pero en realidad no nos alimentamos correctamente. Somos esclavos de los sabores, de las mezclas y de los “atractivos” platos que nos ofrece la sociedad actual. Con esta alimentación que llevamos, estamos introduciendo diariamente alimentos que no son beneficiosos para nuestro organismo, así como una gran cantidad de químicos y otros venenos derivados de la producción masiva, que lo único que hacen es enfermarnos paulatinamente.

De hecho, muchas veces terminamos de comer y sentimos malestar en el estómago, tenemos acidez, reflujos… pero no le damos importancia, porque nos dicen que podemos tomarnos determinadas pastillas para calmar esa sensación y continuar tranquilamente con nuestros hábitos alimenticios. Aquí comienza el engaño.

¿A QUÉ NOS REFERIMOS CON MALA ALIMENTACIÓN?

Imaginemos por un momento que introducimos en una batidora o licuadora lo que vamos a comer o cenar: ensalada, carne, patatas, pan, fruta… Todo lo que por separado nos vamos comiendo sin problema un día cualquiera y que nuestro estómago va a tener que intentar digerir, lo batimos todo junto y obtenemos como resultado un extraño mejunje, que, de este modo, no habría quien se lo comiera.

Con este planteamiento, podríamos darnos cuenta de lo que tiene que soportar nuestro estómago diariamente, pero, como nosotros solemos comer los alimentos por separado y nos agrada su sabor, no pensamos en el problema que se origina tras su ingestión.

El ejemplo de la batidora quizás suene muy extremo, pero se trata de explicar el concepto erróneo de las mezclas de alimentos incompatibles. Sin embargo, podemos poner ejemplos de alimentos muy populares como las fajitas, los burritos y los tacos mejicanos; los kebabs y dürüm turcos; o las hamburguesas o perritos calientes típicos de Estados Unidos. Se trata de una serie de platos con una elaboración excesiva a base de mezclas y salsas, que se han extendido como la pólvora y que se pueden consumir en casi cualquier parte del mundo.

Entonces, ¿se puede consumir alguna de estas comidas puntualmente? Si, pero es que cuando lo hacemos, tenemos la costumbre de añadir a la ecuación refrescos, cervezas, patatas fritas, helados o postres… por lo que finalmente, terminamos confirmando el concepto de la batidora que planteábamos anteriormente. Las mezclas no son positivas para nuestro organismo.

En la sociedad actual, se consumen cantidades ingentes de comida basura, que por muy apetecible y sabrosa que resulte, no es óptima para nuestro organismo.

Cuando estamos enfermos, nuestro cuerpo no nos pide comer una pizza, una hamburguesa, o que te bebas una copa de vino, de cerveza o un cubata; lo que necesita es comer fruta, verduras al vapor y comidas ligeras. Esta es la prueba de que estamos haciendo las cosas muy mal en nuestro modo de alimentación.

Y puede que alguien nos diga que, durante muchos años la gente ha vivido de esta manera; y tienen razón, pero la verdad es que, por justificar este comportamiento, es por lo que actualmente vivimos en una sociedad con tantas enfermedades supuestamente incurables.

Nos alimentos mal y a continuación, cuando aparecen los síntomas nos preguntamos: ¿por qué tengo un problema de estómago?, ¿por qué tengo problemas intestinales?, ¿por qué estoy mal de las articulaciones?, ¿a qué se deberá el problema de piel que padezco? Como lo que hacemos a continuación, es acudir al médico, nos responden con absoluta ligereza que padecemos una enfermedad que debe ser tratada, y nosotros nos lo creemos, cuando en realidad lo que está haciendo daño a nuestro organismo es el resultado de años de mala alimentación.

EL EXCESIVO COCINADO Y CALENTADO, OTROS FACTORES A TENER EN CUENTA

Cuando empezamos a mezclar los alimentos ya estamos haciendo las cosas mal, pero, en el momento en que calentamos excesivamente estos alimentos lo único que hacemos es agravar las consecuencias.

Las proteínas, las grasas, las vitaminas y los minerales, se deterioran con el calor. Por lo tanto, cuando cocinamos o calentamos un alimento lo estamos modificando hasta el punto de alterar completamente sus propiedades. Nuestro organismo, en un intento por digerir estos alimentos, va a acabar sufriendo las consecuencias.

En este camino hacia una mejor alimentación, podemos ir dejando progresivamente todos esos alimentos y todas esas prácticas que no son saludables, como la comida precocinada, la comida basura, los fritos… y tratar de hacer las cosas al vapor, a la plancha o al horno. Si junto a este cambio en el modo de cocinar, ponemos en práctica ayunos intermitentes, lograremos tener una alimentación más adecuada que nos permitirá tener unas mejores digestiones, al tiempo que mantenemos más limpio nuestro organismo reduciendo las toxinas y regulando nuestro tránsito intestinal.

EL CAMINO HACIA UNA BUENA ALIMENTACIÓN ESTÁ EN NUESTRAS MANOS

Es muy importante recalcar que históricamente, la alimentación ha sido orgánica, ecológica y biológica. Sin embargo, debido al sedentarismo, a la superpoblación y al comercio masivo, los alimentos que consumimos actualmente en las ciudades, por regla general, no gozan de los requisitos necesarios para mantener a la población en un estado saludable.

En la actualidad puede resultar difícil llevar una dieta totalmente óptima, pero eso no quiere decir que sea inviable. Deberíamos poner todos nuestros esfuerzos en intentar alimentarnos cada día un poco mejor para prevenir muchos problemas de salud futuros, y para lograrlo es necesario inculcar en la sociedad la necesidad de comer de un modo más comedido y con más inteligencia, sin dejarnos llevar por las adicciones que generan los sabores, olores y colores de la comida que nos venden.

Necesitamos saber que la clave de la salud está en la comida. En nuestras manos está observar, informarnos y analizar las posibles causas de nuestro estado de salud. Vivimos en la sociedad de la información, debemos aprender a pensar por nosotros mismos y no dejarnos llevar, creyendo todo lo que nos digan sin antes investigar por nosotros mismos.