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En nuestro análisis de los alimentos más perjudiciales para el hígado, el queso encabeza la lista. Especialmente aquellos quesos grasos y añejos, que contienen grasas enranciadas y proteínas difíciles de digerir. Vamos a explorar por qué estos quesos pueden ser tan dañinos y qué alternativas más saludables existen.
Las Grasas y la Caseína
Los quesos viejos y grasos no solo contienen altos niveles de grasas saturadas, sino que estas grasas suelen estar enranciadas debido al tiempo y las condiciones de almacenamiento. El consumo de estas grasas oxidadas puede ser tóxico para el hígado, aumentando el estrés oxidativo y contribuyendo a enfermedades hepáticas.
Además, el queso contiene caseína, una proteína difícil de digerir. Nuestro cuerpo carece de las enzimas adecuadas para procesar la caseína eficientemente, lo que lleva a una digestión incompleta y a la generación de toxinas que el hígado debe filtrar.
El Proceso de Putrefacción
La caseína en los quesos añejos ya está en un estado de putrefacción parcial cuando la consumimos. Este proceso genera compuestos tóxicos que sobrecargan el hígado. Además, las grasas envejecidas no son aprovechables por nuestras células, aumentando el riesgo de daño hepático.
Comparación con Grasas Saludables
Para entender mejor los efectos de las grasas enranciadas, comparemos con el aceite de oliva virgen extra, que es saludable y no sufre el mismo grado de oxidación. Mientras que el aceite de oliva se mantiene estable y beneficioso para nuestro organismo, las grasas en el queso continúan deteriorándose incluso cuando se almacenan adecuadamente.
Mitos y Realidades
Un argumento común es que muchas personas mayores que han consumido queso toda su vida han vivido hasta edades avanzadas. Sin embargo, esto no significa que el queso sea saludable. Es probable que estas personas tuvieran una genética robusta y un estilo de vida más saludable en general. Comparar este hecho con el consumo de tabaco y alcohol por personas longevas ilustra que la longevidad no valida los beneficios de estos productos.
Alternativas Saludables
Optar por quesos frescos, que contienen menos grasas y son más fáciles de digerir, es una opción más saludable. También existen alternativas vegetales, como los quesos a base de frutos secos, que son menos dañinos y más digestivos. Estos productos ofrecen una opción rica en nutrientes sin los riesgos asociados a los quesos tradicionales.
La Evidencia Científica
Los efectos negativos del queso en el hígado también se pueden observar mediante análisis sanguíneos. La presencia de cristales de calcio y otros signos de calcificación en la sangre de consumidores habituales de queso refuerza la evidencia de que este alimento no es beneficioso para la salud hepática.
Conclusión
El queso, especialmente en sus formas más grasas y añejas, puede ser muy perjudicial para el hígado debido a la difícil digestión de la caseína y la presencia de grasas enranciadas. Adoptar alternativas más saludables y limitar el consumo de estos quesos puede beneficiar significativamente nuestra salud hepática y general.
Para más información y detalles, te invitamos a ver este titulado: Si quieres un Hígado sano evita comer este alimento donde Miguel Ángel Ruiz Novo y Rocío Gil profundiza en este tema.
Rocío Gil y Miguel Ángel Ruiz
Naturópata alimentario
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